Los rayos de luz tenues
penetran el silencio, y lo sacro.
Escapan lentamente en torbellinos
las notas lloran, se desnudan,
elevan en bemoles, oraciones de tierra.
La bestia danzante del beso
muestra su rima, me envuelve.
Mariposas marchitas
devoran su melancolía.
Tu recuerdo es ahora una imagen
que se repite en el tiempo,
en mis manos, en los acordes,
se acerca la calma, el falso final.
Me abraso a un re menor
mientras el concepto, vacía todo
y la métrica y la rima se hacen una
entonces mi corazón arde
al claro de luna.
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