Me confunde el ansia en las mañanas
y el sabor amargo de la incertidumbre,
como orfebre reconstruyo tu presencia
en los hilos de recuerdos de otros días
entre seres distintos, tenues y extraños.
Entonces deseo penetrar tu mirada
abrazarte como el roció en la tarde
ser devorado en la humedad tus labios
y renacer en los latidos de tu corazón.
Para ti no hay mascaras o disfraces
solo este hombre de carne y sueño
que deshace sus manos en poemas
ágiles como el susurro del viento.
Déjame enseñarte a crear mundos
delicados y profundos como mares
déjame llegar a tu corazón sombrío
y esconderlo del dolor y el miedo.
Déjame habitar tu tacto en la transparencia
que me das con tu sonrisa de medio día
déjame entregarme todo sin guardar nada
y detenerme en la plenitud tu presencia.
Déjame decirte al oído que te quiero
tomarte de la mano y desvanecer el mundo
en versos trepidantes como semillas
enredarme en tu cintura sin misterios
y detener el tiempo mientras sonríes.
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