jueves, 8 de marzo de 2012

Para Andres Caicedo

Ahora que tus huesos
se funden en el abrazo
de la tierra hambrienta;
ahora que las nubes
eclipsan un sol tirano.

Tu palabra solitaria
se enciende en mis ojos
como un patíbulo,
en el fuego de la ausencia
que desvanece los días.

Para qué buscar un abismo
si no es para llenarlo con otro,
una bocana corrosiva que
 devore la carne.

Para qué vivir mas de 25 años
si esto es solo 
laberinto incontestable;
donde el miedo
esconde el embrión
de una segunda inmadurez.

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