Hoy me habita un poema
que se desliza en las paredes
como sombra, habitante, reflejo.
Es el rostro de un juego
que perdí cuando niño,
y que en las sombras
me recuerda el destino.
Entre el satín me refleja,
escribe su nombre a gritos
en mi mente adormilada
y al final, borde del camino,
de nuevo.
me deslizo como sombra y floto,
mientras la muerte me arrulla,
mientras se despide,
y soy libre!
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